Literatura Aprobada por la Conferencia

Sitio en construcción



Contenido:

Desde su fundación en 1951, Grupos de Familia Al-Anon ha publicado más de 100 libros y folletos que comparten un único propósito: ayudar a los familiares y amigos a recuperarse de los efectos de la bebida de otra persona. Esta literatura complementa las reuniones presenciales de Al-Anon donde los miembros comparten sus puntos de vista y experiencias mutuamente. La misma es tan sólo uno de los instrumentos del programa de Al-Anon.


Los doce Pasos de Al-Anon

Estos Doce Pasos, adaptados casi palabra por palabra de los Doce Pasos de Alcohólicos Anónimos, han sido un instrumento para el crecimiento espiritual de millones de miembros de Al‑Anon y Alateen. En las reuniones, los miembros de Al‑Anon/Alateen comparten mutuamente las lecciones espirituales que han aprendido al practicar estos Pasos.

  1. Admitimos que éramos incapaces de afrontar solos el alcohol, y que nuestra vida se había vuelto ingobernable.
  2. Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros podría devolvernos el sano juicio.
  3. Resolvimos confiar nuestra voluntad y nuestra vida al cuidado de Dios, según nuestro propio entendimiento de Él.
  4. Sin temor, hicimos un sincero y minucioso examen de conciencia.
  5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser humano, la naturaleza exacta de nuestras faltas.
  6. Estuvimos enteramente dispuestos a que Dios eliminase todos estos defectos de carácter.
  7. Humildemente pedimos a Dios que nos librase de nuestras culpas.
  8. Hicimos una lista de todas las personas a quienes habíamos perjudicado, y estuvimos dispuestos a reparar el mal que les ocasionamos.
  9. Reparamos directamente el mal causado a esas personas cuando nos fue posible, excepto en los casos en que el hacerlo les hubiese infligido más daño, o perjudicado a un tercero.
  10. Proseguimos con nuestro examen de conciencia, admitiendo espontáneamente nuestras faltas al momento de reconocerlas.
  11. Mediante la oración y la meditación, tratamos de mejorar nuestro contacto consciente con Dios, según nuestro propio entendimiento de Él, y le pedimos tan sólo la capacidad para reconocer Su voluntad y las fuerzas para cumplirla.
  12. Habiendo logrado un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratamos de llevar este mensaje a otras personas, y practicar estos principios en todas nuestras acciones.

Lemas de Al-Anon

A diferencia de algunos principios y prácticas de Al-Anon cuyo aprendizaje y aplicación llevan un cierto tiempo, los lemas de Al-Anon son fáciles de aprender y recordar. Quizás los hayan escuchado cientos de veces antes sin tomarlos seriamente o ponerlos en práctica. Después de todo, son frases estereotipadas que se descartan con facilidad; pero es su simpleza lo que los hace tan poderosos.

Suelta las riendas y entrégaselas a Dios:

Nos recuerda que necesitamos la ayuda de un Poder Superior en todo momento. Nos enseña a librarnos de los problemas que nos preocupan y desconciertan porque no es posible resolverlos solos.

Hazlo con calma:

Nos recuerda suavemente que realizamos más si no obtenemos las soluciones por la fuerza. Lleva tiempo mejorar nuestra propia actitud y estado de ánimo. La prisa y la impaciencia sólo pueden frustrar nuestros propósitos.

Vive y deja vivir:

Nos libra de la inclinación irresistible a criticar, juzgar, censurar y desquitarnos. Aunque nos damos cuenta de que éstas son reacciones humanas naturales, aprendemos que la hostilidad que las sustenta nos puede perjudicar mucho más a nosotros que a aquellos contra quienes utilizamos dichas armas. Al-Anon nos enseña la tolerancia arraigada en el amor.

Primero las cosas más importantes:

Es el lema que puede poner en orden nuestra vida haciendo que nos detengamos brevemente y pensemos: ¿Qué es de más importancia para mi? ¿Qué debo hacer en primer lugar, segundo, en tercer lugar? Esto nos abstiene de la acción impulsiva, aquieta el pensamiento ofuscado y nos conduce a una manera ordenada de vivir.

Pensar:

Disciplino mi mente tratando de concentrarme en una cosa a la vez. Durante la etapa activa, mi costumbre era tener pensamientos aturdidos y rápidos e interrumpía éstos con pánico y sin sentido. Ahora sé que soy responsable de mis pensamientos, que el temor se interpone en mi camino si dejo que éstos surjan de forma desordenada.

(Del folleto ¿Qué es Al-Anon? Pág. 8)